Lancia Thesis, el coche de lujo que nadie supo valorar

Donde el prestigio de una marca y el reconocimiento popular suelen pesar más que la innovación técnica o el diseño audaz, el Lancia Thesis se erige como un símbolo de lo que pudo ser y no fue. Lanzado en 2001 por la histórica firma italiana, el Thesis nació con la ambición de devolver a Lancia su estatus en el segmento premium, pero terminó convirtiéndose en una joya olvidada por la mayoría y venerada por unos pocos.

Concebido como una berlina de lujo destinada a competir contra titanes como el Mercedes Clase E, el BMW Serie 5 o el Audi A6, el Thesis destacaba por una propuesta inusualmente atrevida. Su diseño, firmado por Mike Robinson, rompía con las líneas conservadoras del segmento: una gran parrilla cromada, ópticas delgadas y una silueta elegante pero imponente. Era, sin duda, un coche que no dejaba indiferente.

Pero el atractivo del Thesis no se limitaba al exterior. En su interior, la artesanía italiana brillaba con luz propia. Materiales nobles como cuero Poltrona Frau, inserciones en madera natural y una atmósfera refinada convertían al habitáculo en un salón rodante. Además, incorporaba tecnología puntera para la época, como suspensión adaptativa, sistema de navegación integrado y múltiples ayudas a la conducción.

A nivel mecánico, el Lancia Thesis ofrecía una gama de motores que combinaba eficiencia y rendimiento: desde los sólidos diésel Multijet de Fiat hasta los refinados V6 de gasolina heredados de Alfa Romeo. Sin embargo, ni sus cualidades técnicas ni su cuidada fabricación bastaron para conquistar al gran público.

Las razones de su discreto paso por el mercado fueron diversas. Su diseño rompedor no fue comprendido por un consumidor tradicionalista; su elevado precio lo enfrentó a marcas con más pedigrí; y la imagen de Lancia, ya debilitada a principios de los 2000, no ayudó a inspirar confianza. La producción del Thesis cesó en 2009, dejando un legado tan breve como incomprendido.

Hoy, el Lancia Thesis comienza a ser reivindicado por coleccionistas y entusiastas que ven en él uno de los últimos grandes actos de valentía de la industria automotriz italiana. Un coche adelantado a su tiempo que, quizás, solo ahora empieza a recibir el valor que se le negó en vida.