El Feng Shui no es un estilo decorativo, sino un estudio del espacio y de las personas que lo habitan.
Los espacios nos hablan y nos transmiten sensaciones. Pero también nosotros transmitimos energía a los espacios donde habitualmente estamos. El cómo colocamos los objetos, cómo distribuimos los muebles, los colores que utilizamos…, todo ello nos habla y nos dice cómo somos y cómo nos sentimos.
El Feng Shui se encarga de equilibrar y armonizar esas energías, para poder estar bien en todos los aspectos de la vida: salud, prosperidad, relaciones, familia…
Su objetivo es encontrar un lugar para nosotros donde la corriente de energía influya positivamente en nuestra salud psíquica y física, así como en nuestra vida en general. Esa energía, conocida como Chi, está en todo lo que nos rodea y depende de cómo se encuentre (fluida o estancada) hará que eso nos afecte de una u otra forma.
Existen lugares donde la energía no es tan positiva para vivir, ya que su movimiento puede ser muy lento, como en una extensa llanura; o sobre un acantilado, porque la energía es muy acelerada. Una casa con muchos recovecos o con muchos objetos acumulados, tendrá una energía estancada, etc.
El lugar es muy importante para este arte oriental, la distribución del espacio y la colocación de mobiliario, objetos y colores.
Sin embargo, vivimos en una sociedad donde es muy complicado elegir ese lugar ideal para vivir y normalmente elegimos viviendas ya construidas, cerradas en urbanizaciones donde perdemos la orientación de ese espacio. Así que lo que hacemos es adaptar lo que tenemos a lo que podría ser mejor para nosotros. Entonces entra en juego los colores, objetos y las formas. El saber dónde colocarlos hará que tus espacios disfruten de más o menos armonía.
«… Podemos elegir si lo que queremos es vivir aquello que la vida nos presenta en el espacio que tenemos o si preferimos preparar el escenario con la intención de vivir aquello que anhelamos.
Estar centrados en lo que hacemos proporcionará intensidad a nuestra vida. Para disfrutar de ello necesitamos concentrarnos en lo que hacemos, decidimos y elegimos, y el escenario es una de las piezas clave donde llevarlo a la práctica.
Porque el escenario en el que nos movemos se adhiere a nosotros creando un todo, afectando a cómo nos sentimos, cómo nos proyectamos a los demás e incluso a cómo nos comunicamos. Y, por supuesto a cómo nos perciben los demás.”
(“Feng Shui en la vida”, de Maru Canales)