Todas las culturas antiguas del mundo tienen mitos en los que se unen la historia real con leyendas. Dentro de estos relatos mitológicos encontramos la vida de dos mujeres legendarias presentes en la cultura amazigh o bereber. Una de ellas proviene de nuestro pasado indígena y la otra se originó en el norte del continente africano.
En nuestro caso se cuenta que en Gran Canaria, en el cantón de Gáldar, vivió Atidamana, mujer que alcanzó en su época gran fama por su sensatez y gran juicio a la hora de dar sus opiniones. Junto a esa facilidad para dar consejos también destacó por su capacidad para adivinar el porvenir.
Con el paso del tiempo, parece que el respeto hacia ella y hacia sus palabras fue descendiendo en la población de Gran Canaria. La reacción de Atidamana no se hizo esperar. Junto a su esposo, el guerrero Gumidafe, unificó militarmente a todos los grupos territoriales existentes en la isla en uno solo. Desde ese momento y hasta la conquista, su linaje gobernó en la isla de Canaria, como se llamaba en aquel tiempo la actual Gran Canaria.

Por su parte la leyenda de Kahina nos habla de una líder y militar del Magreb que en el siglo VII se enfrentó al ejercito árabe para intentar mantener viva su cultura y creencias ancestrales.
Parece ser que su verdadero nombre pudo ser Dihia o Dahia, aunque los árabes se referían a ella como “Kahina”, término que en su idioma significa “la hechicera”, ya que su pueblo creía que tenía poderes adivinatorios como Atidamana.
Tras la muerte de los líderes beréberes a manos de los Omeya, le tocó a ella liderar la resistencia militar contra los invasores. Para aprovechar mejor los recursos militares disponibles logró, bajo su mando, unificar a las diferentes tribus de la región para luchar juntos.
A pesar de haber conseguido varias victorias sobre el poderoso ejército invasor, al final los árabes lograron someter a Kahina y a su pueblo.
Afortunadamente, 14 siglos después de esa derrota, la cultura amazigh sigue viva, manteniendo su legado milenario frente a la islamización.
Entre ambas heroínas existen sin duda paralelismos. Fueran o no mujeres reales, sus historias fueron pasando de generación en generación por medio de la tradición oral y en ellas se conservó una importante conexión entre el presente beréber y su orgulloso pasado.

Que estas leyendas o historias estén protagonizadas por mujeres es un símbolo claro de la importancia que el culto a “la madre tierra”, a la feminidad, tuvo en el pasado, antes de la llegada e imposición de las religiones monoteístas que negaron el protagonismo a las hembras.
Par evitar malos entendidos o equívocos es necesario aclarar que los cronistas difieren a la hora de recoger el nombre de la mujer que creó el linaje de los Semidán en Gran Canaria.
Atidamana, la denomina Abreu Galindo (Historia de la Conquista de las Islas Canarias) y Marín y Cubas en su historia manuscrita, pero los demás historiadores y cronistas la llamaban Andamana. Ese nombre se popularizó a partir de la obra de Viera y Clavijo.
Torriani también la nombra como Attidamana. La grafía de Ati-damana, es más fiel a las raíces etimológicas y lingüísticas: “madre reina”.
Excelente información… La subiré al grupo.