En 2010 vio la luz una obra que, más que una novela, se convirtió en un ejercicio de memoria colectiva: Taucho, la memoria de los antiguos, del antropólogo tinerfeño Fernando Hernández González. La obra se adentra en un periodo crucial de la historia de Canarias: los años inmediatamente posteriores a la conquista de Tenerife en 1496.
Taucho recrea la Rebelión de los Mogotes, acontecida el 29 de septiembre de 1496 en la Montaña de Guaza. Este episodio, silenciado en muchas narraciones oficiales, supuso el último intento de resistencia de los guanches frente a la colonización castellana.
El libro combina con rigor personajes históricos documentados —como Alonso Fernández de Lugo, Jorge Grimón o diversos menceyes— con figuras ficticias plausibles, que permiten dar voz a quienes no dejaron registro escrito. A través de esta mezcla, Hernández reconstruye no solo los hechos militares, sino también las creencias, rituales, costumbres y espiritualidad de los antiguos canarios.
Un elemento distintivo es el recurso a la tradición oral. El autor, que ha investigado a fondo la memoria transmitida por vía popular, integra en la narración un conjunto de relatos, leyendas y expresiones que enriquecen el trasfondo cultural del texto. Incluso incluye un glosario de términos guanches, para acercar al lector a un vocabulario que forma parte del patrimonio intangible del Archipiélago.
Fernando Hernández González es un autor con una trayectoria marcada por el estudio de la historia canaria. Antropólogo, investigador, divulgador y narrador, ha centrado buena parte de su obra en rescatar aspectos olvidados de la identidad isleña. Taucho, la memoria de los antiguos fue su primera novela, pero no su primera incursión en la exploración de las raíces guanches, ya que previamente había trabajado en ensayos y artículos relacionados con el pasado aborigen.
Con Taucho, Hernández demuestra su capacidad para unir la disciplina del historiador con la sensibilidad del novelista. No se limita a exponer datos, sino que los convierte en relato, ofreciendo al lector la posibilidad de sumergirse en un mundo desaparecido pero todavía latente en la memoria colectiva.
La recepción en Canarias fue notable: se distribuyeron miles de ejemplares y la obra se convirtió en una referencia dentro del panorama literario local. Los lectores destacaron su aportación cultural y su capacidad para despertar interés por un periodo histórico que muchas veces se aborda solo desde la perspectiva del conquistador.
Si bien no es una novela de aventuras al uso —no se centra en la épica de batallas ni en la intriga—, su valor radica en la reconstrucción cultural y antropológica. El libro busca que el lector entienda cómo pensaban y sentían los guanches, más allá de los hechos bélicos. En este sentido, Taucho es un puente entre la investigación histórica y la literatura de ficción.
Quince años después de su publicación, Taucho, la memoria de los antiguos sigue siendo un texto relevante. Las identidades locales buscan recuperar su espacio frente a las narrativas globales, la obra de Hernández González aporta una mirada valiosa: la de quienes, a través de la oralidad y la resistencia, mantienen viva la memoria de los antiguos.
Taucho rescata un episodio olvidado de la historia de Canarias y recuerda a los lectores que la literatura también puede ser un acto de reivindicación cultural y memoria histórica.
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