Entre las múltiples joyas que ha dejado el cancionero del cantautor grancanario Braulio, pocas canciones combinan tan eficazmente ironía, orgullo y sentimiento como “Mándese a mudar”. Esta canción, lanzada en los años 70 —época de profundos cambios sociales en España y Canarias—, se ha convertido en una especie de mantra popular para los que saben cuándo decir “hasta aquí”.
“Mándese a mudar” es una expresión muy canaria. No se trata simplemente de invitar a alguien a marcharse, sino de hacerlo con cierta retranca, con ese aire de «no me venga usted con cuentos». Braulio la convierte en el estribillo de una canción cargada de crítica, de hastío, pero también de dignidad.
Con su estilo habitual, entre la canción protesta y la canción de autor romántica, Braulio mezcla el desamor con la defensa del propio orgullo, en una letra que invita a todo aquel que venga a imponer sus costumbres o hacer de ellos una tierra que no es suya, a irse, pero con clase. Nada de gritos: aquí se despide con elegancia, pero sin perder la contundencia.
La canción arranca con tono suave, pero pronto se desenvuelve en frases como:
«Mándese a mudar. Agarre usted el ferry, meta en él sus trastos y no vuelva más..»
Braulio ofrecía una salida elegante: quien no quiera estar, que se marche. Sin dramas. Sin traiciones. Pero sin quedarse a medias.
Braulio es mucho más que un cantante de baladas románticas. A lo largo de su carrera ha sabido captar el sentir de su tierra, de su generación y de su gente. En “Mándese a mudar”, encontramos ese espíritu insular: resistente, orgulloso, lleno de matices. La canción se ha mantenido viva en la memoria colectiva por su autenticidad y por su capacidad de conectar con realidades universales desde un lenguaje profundamente local.
“Mándese a mudar hace 40 años no es tan fácil como ahora” ha dicho en varias ocasiones el cantautor grancanario. En su momento, la canción “Mándese a mudar” no fue bien recibida por todos. A muchos de los aludidos —o que se sintieron aludidos— no les sentó bien el mensaje directo y sin filtros de Braulio. La incomodidad fue tal que, irónicamente, terminó siendo él quien acabó mandándose a mudar de su propia tierra. Durante años desarrolló su carrera desde Latinoamérica, donde encontró una acogida mucho más favorable y consolidó una trayectoria artística sólida. Y no cabe duda: le fue bien, tanto en lo profesional como en lo personal.